lunes, 20 de julio de 2009

EL VASO MEDIO LLENO

El optimismo por naturaleza es algo que veo realmente positivo, mirar las cosas desde un prisma de positividad, ver siempre el lado bueno es incluso algo digno de elogiar.

Pero cuando convertimos ese optimismo en una coraza o una armadura para no ver la realidad que no queremos ver, pero que es la que es, entonces la cosa cambia, ese optimismo desmesurado pasa a ser un lastre, un árbol que no nos deja ver el bosque.

Y todo viene a cuento por la actitud con la que nuestros gobernantes, (a todos los niveles), están gestionando la grave crisis económica en la que estamos sumergidos, ese "no pasa nada", "esto se está acabando", "saldremos adelante sin problemas", llega un momento en el que más que un consuelo o un aliento de ánimo, se convierte en un problema en sí.

Quizás sea muy duro decirle a los ciudadanos el estado real de las cosas, quizás sea contraproducente exponer cual va a ser el futuro próximo de muchas familias españolas, ese alarmismo podría ser negativo y un lastre más a la hora de salir del atolladero.

Por eso se debería buscar un mensaje más realista que el que se manda en la actualidad y que nos concienciara a todos de las dificultades en las que estamos metidos y en lo que viene, porque tengo la impresión muchas veces que nos toman por tontos.

Conocido es el optimismo enfermizo de nuestro presidente Zapatero, es algo con lo que contamos, pero como una honda expansiva se ha ido propagando por todos los rincones del país, y en cada adminsitración gobernada por los socialistas es lo mismo, buena cara, no pasa nada y a aguantar el chaparrón, a esperar que escampe.

Medidas que a todas luces no son más que parches, sin ninguna reforma estructural importante, que necesariamente no tiene que ser un abaratamiento del despido, que es a lo que siempre se agarran cuando se les nombra, sin unas reformas que vayan a la raiz del problema, como digo, es imposible que podamos salir airosos de la situación.

A nivel local es exactamente igual, sin entrar en demasiados detalles, me da la sensación que no hay una verdadera concienciación de la situación, de la gravedad de la misma, y seguimos funcionando como siempre, esperando que todo esto pase sin más.

Y como muestra un botón, con el simple alquiler de la carpa con la que hemos celebrado la fiesta de San Juan podría haber comido una familia unos meses, me parece que se debería hacer de verdad una política basada en la total y absoluta austeridad, un control del gasto escrupuloso y dedicar todos los esfuerzos y los medios posibles en contratar personas, en meter bajo el paraguas de la administración local a familias con dificultades.

Otro error en el que se puede incurrir es aplicar medidas que corresponderían a empresas privadas, el despedir personal y aliviar plantillas en una administración pública y en las circunstacias actuales es una metedura de pata mayúscula.

En mi modesta opinión se hace necesario un gran pacto entre todos los políticos de todas las tendencias y a todos los niveles para trabajar juntos, y no dar la imagen que actualmente se está dando con una pérdida de confianza de los ciudadanos en la clase política, todos podemos y debemos aportar lo mejor, porque el otoño e invierno que se avecinan van a ser duros.

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