DE VUELTA

En esta semana he aprovechado unos días de vacaciones para hacer un poco de turismo, desconectar de la rutina diaria y tomarme un ligero respiro, así que he ido a conocer París, una ciudad que me ha fascinado, incluso he tenido la suerte que los días que he estado allí ha hecho buen tiempo, no nos ha llovido y el frío era perfectamente soportable.




Es realmente impresionante la monumentalidad de París, la mezcla de lo histórico con la pluralidad de sus habitantes, la mezcla de mestizajes, de largo la ciudad que más me ha sorprendido, todo lo que hayáis oido por parte de los bonariegos y bonariegas que la han visitado es totalmente cierto, es casi obligado ir a conocer París, os lo aconsejo, además desde Sevilla estamos sólo a dos horas de avión, es un trayecto cómodo.

Una ciudad de más de 11 millones de habitantes y donde no ves un papel en el suelo, la tienen escrupulosamente cuidada. Muy visitada, (aunque nos comentaban los guías locales que en ésta època ha bajado mucho el número de turistas), con un transporte público muy accesible, (no tardé practicamente nada en hacerme al metro), y perfectamente rotulada, es decir, preparada para recibir visitantes y hacerles que se sientan cómodos, son bastante acojedores y hospitalarios los parisinos por norma general.

La gente de mi generación estudiamos en nuestra època francés en el colegio y el instituto, así que recordaba alguna frase que otra y más o menos he podido entenderme con los franceses, aunque ,a veces, entendían más lo que les decía en español que en su propio idioma.

De todo lo que he visto me ha sorprendido enormemente la grandiosidad del Louvre, impresionantemente grande, el palacio de Versalles, una autentica pasada, y, como no, la torre Eiffel, que te la imaginas grande, pero cuando la ves es mucho mayor de lo que pensabas, pero aparte de todo eso, me ha dejado anonadado todo el paisaje urbano, cada edificio parece un monumento, el encanto de las calles, los puentes del Sena, en fín, algo digno de conocer.

Los únicos "peros" han sido las comidas, (tienen obsesión por poner como guarnición a la carne pasta y arroz cocido), y es que, se diga lo que se diga, como por aquí no se come por ningún lado. Y también tiene un altísimo número de carteristas en la calle, me avisaron en el hotel que suelen hacer un timo con unos anillos de oro, pero era tarde, ya me lo habían intentado hacer, afortunadamente no caí en la trampa.

Si a todo ello le sumamos que compartí vuelo con los dos internacionales franceses del Sevilla, (Escudé y Squillaci), la verdad es que al viaje no le puedo pedir más.

Y ya estamos de vuelta, en el mismo París he recibido alguna que otra llamada y mensaje de que habían novedades y bueno, habrá que irse poniendo al día.