Con lo tranquila y limpia que ha sido tanto la precampaña como la campaña propiamente dicha y ha sido celebrarse las elecciones y salir a flote tensiones no sé muy bien porqué, pero esto parece el mundo al revés, quienes han ganado en las urnas con un mosqueo de cuidado y quienes hemos perdido más felices y contentos que nunca. Será cosa, digo yo, que la victoria y la derrota en política depende de muchos matices más allá que los simples resultados y, a lo mejor, resulta que quienes han tenido mejor resultado resulta que a la postre han perdido y viceversa.
Vayamos por partes, para empezar se le está dando muchísimo bombo a algunos pequeños incidentes ocurridos en las mesas, las cosas típicas que suelen pasar, algo sin la mayor importancia, pero claro, si personas que llevan a sus espaldas bastantes elecciones, que han sido concejales y están ligadas a un partido político y no saben que para votar es impepinable llevar DNI, pasaporte o permiso de conducir, pues ya está montado el lío, lío perfectamente evitable, aunque vuelvo a insistir que no le veo mayor importancia al tema, quizás el que se perdieran las formas por unos y otros es lo que magnifica el hecho, y el que se vaya por cada esquina rajando de unos y de otros, también.
En las mesas ocurrieron más cosas, una vez reunidos con los interventores y apoderados nos contaron algunas cosillas de las que estaremos más pendientes en próximas ocasiones, pero aviso que como entremos en ese juego, el buen rollito que ha presidido cada día de elecciones entre todos a partir de ahora corre serio riesgo de romperse y montarse en las mesas más de un sainete.
Quizás el que en esta ocasión haya habido bastante gente joven, sin experiencia y con la impulsividad propia de su edad, haya podido ser una de las causas, pero ojo, como los mayores no frenemos ese ímpetu se puede empezar a crear en Bonares una división cuando menos peligrosa, cuidado que quizás se esté sembrando una semilla de enfrentamientos cara al futuro que no benefician a nadie.
Pero han habido más cosas, y me centro ahora en el alcalde, Juan Antonio García, el cual escribió en las redes sociales algo parecido a que su partido nunca perderá en Bonares, algo sorprendente en alguien que suele mantener las formas y no suele entrar, al menos de forma tan directa, en forofismos de ese tipo. No menos de diez personas me han llamado indignados con ese comentario, tachando de prepotencia y soberbia esas palabras. Quiero pensar que la tensión acumulada le ha jugado una mala pasada, porque él sabe que ese tipo de comentarios son los que se suelen guardar en el cajón y se te pueden volver en contra.
Y por último el análisis de los resultados que el PSOE nos ha hecho llegar a casa este fin de semana, es impresionante que no haya ni una sóla palabra de autocrítica, la culpa de que en Bonares no sean mayoritariamente votados por primera vez en la democracia es de todos menos de ellos, y es que si citamos incluso a Alemania como motivo, ya la cosa raya lo sorprendente.
Además hay datos contradictorios en ese informe, se les ha olvidado decir algunas cosas, el PSOE Bonares ha bajado porcentualmente mucho más que la media de descenso de su partido en Huelva, en Andalucía y en España, pero hay un dato que es demoledor y que no quieren ver, el 51% de los votos a partidos han ido a PP y PA, y si sumamos los blancos y nulos que todos sabemos que han sido de castigo al PSOE, ese porcentaje sube.
Nosotros calculamos que más de 400 personas han cambiado su voto de PSOE a PP, ese número de personas es brutal teniendo en cuenta que en Bonares no ha habido motivo de peso como en Valverde o Almonte donde los ayuntamientos están endeudados hasta las cejas, el perfil de esas personas es de gente joven o de mediana edad, todos forman parte de la población activa y si eso no es motivo para una reflexión del equipo de gobierno, es que no hay más ciego que el que no quiere ver.
Van a gobernar en mayoría absoluta, es evidente, pero nunca ha habido una mayoría absoluta con menos apoyo popular en la historia, la mayor parte de los bonariegos y bonariegas no aprueban ni las formas ni el fondo de las políticas aplicadas, incluso un porcentaje de sus votantes en privado manifiestan su disconformidad, no ver eso es vivir de espaldas a la realidad.